sábado, 19 de marzo de 2016

CONCURSO ORATORIA

Hola mis cuatro finalistas

Recuerden enviarme y enviarse entre ustedes vía whatssap la grabación, cuando tenga los números telefónicos de todos formo un grupo para que todos se escuchen.

Pongan todo su esfuerzo, la experiencia de un concurso es muy estimulante y ustedes son muy capaces. Éxitos en la preparación.


Eugenio de Santa Cruz y Espejo, honorable patrono de la institución que me acoge, hoy quiero mantener un diálogo contigo, quiero contarte que aquí,  en el Ecuador,  ahora existen instituciones educativas donde personas como yo,  bajo la tutela de ecuatorianos y ecuatorianas que conocen nuestro legado histórico, podemos manejar diálogos que aun cuando usan un lenguaje sencillo resultan ser reflexivos, críticos  y argumentativos, tal como tú los soñabas en tu época, alejados del sermón y el elogio fúnebre que caracterizaban a aquellos de antaño que se pronunciaban en los púlpitos.
 Para tu satisfacción las críticas que hiciste en tu trilogía formada por  el Nuevo Luciano de Quito, Marco Porcio Catón y  la Ciencia Blancardina surtieron efecto,  ahora habemos sujetos históricos que aprovechamos todos los  espacios posibles como este para dar muestra de la intelectualidad laica que a través de tus críticas culturales dejaste ver claramente cuanto la anhelabas.
En el nuevo Luciano de Quito visionabas a los criollos como un grupo que había de encabezar reformas, no te equivocaste, en ellos encendiste la idea libertaria, que una vez madura desembocó en la abolición del yugo español.
Como suele pasar, Eugenio Espejo, fueron criollos, mestizos, indios y negros los que lucharon en las trincheras, sin embargo no todos fueron libres, tuvimos que esperar que el General Urbina estuviera en el poder para abolir definitivamente la esclavitud.
Tus aportes dieron surgimiento al pensamiento ilustrado ecuatoriano, abrieron paso al humanismo del siglo XVIII, hicieron despertar la conciencia de la problemática nacional y la necesidad de contar con centros de educación superior de tipo público.
Nos convertimos Eugenio Espejo en una República que pasó por algunos períodos, de los cuales te voy a citar como nefastos al Floreano que fue combatido por el  Marcista, el Garciano que se caracterizó por ser conservador, que tuvo como fuerte crítico a Juan Montalvo y fue sustituido por el Liberal cuyo máximo representante fue el General Eloy Alfaro, en este período se  reafirmó la democracia, el laicismo y los derechos de la mujer.
Hubo luego un período de cambios que antecedió al Velasquismo al que siguió el Dictatorial que llegó a su fin en 1979, año en el cual el país regresó a la democracia.
En cada período en menor o mayor grado hubieron aciertos y desaciertos, pero lo que jamás ha decaído es el indomable espíritu de la libertad cuya semilla tú la sembraste, el pueblo se ha mantenido prudentemente alerta para defender sus derechos pero muy a  pesar de ello hemos perdido territorio y hemos permitido la explotación de nuestros recursos a empresas extranjeras que se han llevado el mayor porcentaje de las ganancias, todo esto porque nuestros gobernantes han cedido a las presiones de ambiciones extranjeras.
Frente a esta realidad, en mi calidad de niño espejino,  te evoco Eugenio Espejo para recordar a toda la sociedad ecuatoriana que tu fuiste un precursor que tuvo la valentía de denunciar como todos los mortales lo hacemos,  pero que además, tuvo la valentía y la erudición para esbozar alternativas y soluciones, no solo viste los problemas como tal, hallaste con brillantes  sus soluciones
Si cada miembro de la sociedad ecuatoriana  aprendiéramos  de ti a ser más críticos y valientes, no permitiríamos que ninguna extranjera ambición nos ultrajara y sabríamos ser más asertivos al momento de elegir a nuestros gobernantes y lo que es más importante cuando niños albergaríamos el deseo de dirigir algún momento nuestra Patria y por ello trabajaríamos incansablemente hasta concretarlo en un futuro.
Eh, ahí la labor del maestro, formar líderes, seres integrales dotados de conocimientos y valores en cuya sangre se inyecte ante todo el valor de la identidad ecuatoriana, ideal que tú, Eugenio Espejo siempre lo defendiste en lo que fuera antes nuestro territorio.

Señores, señoras

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